Desde 1949 hasta 1956, el CRC estuvo enviando, con todos los gastos pagos, a muchos niños de muy escasos recursos con problemas de audición y de vista a institutos especializados de Bogotá y Medellín, hasta que, en el año de 1956, se concibe la idea de conformar una escuela propia en Cartagena, para lo cual constituyen la FUNDACION PARA LA EDUCACION DEL NIÑO CIEGO Y SORDOMUDO (FENCS), a nombre de la cual el 11 de julio del año siguiente inicia labores la primera escuelita, que abrió sus puertas con nueve (9) alumnos en una casa arrendada en el Callejón Dandy del barrio de Manga, hasta que esta fue insuficiente para albergar la creciente demanda. Entonces los socios del club inician una tenaz campaña para recoger fondos con tan buen resultado, que les permite comprar una vieja casa solariega, muy grande, en la calle Real del mismo barrio y trasladan la escuela a esa propiedad. Igualmente, casi al tiempo, adquieren un terreno de 9.000 M2 en las afueras de la ciudad y seguidamente celebran con el ICBF un comodato a 50 años, cediéndole a ese instituto 1.400 M2 para la construcción de una escuelita para párvulos. Así nació el HOGAR INFANTIL “LOS CIRUELOS”, al cual me referiré más adelante. Volviendo a la vieja casa de Manga, esta resultó para el club muy onerosa en su mantenimiento dada su vejez, por lo que decidieron construir en parte del lote restante unas edificaciones para trasladar la escuela (sería la tercera). Corría para entonces el año 1970. Luego, en 1978, por disposición de la Asamblea, la FENCS cambia su nombre por el de FUNDACION DEL CLUB ROTARIO DE CARTAGENA (FCRC), manteniendo su vinculación financiera y administrativa con la escuela. Mientras, la casa de Manga alternativamente se arrendaba, se desocupaba y por supuesto, se deterioraba.
Así pasaron 14 años y en esta situación estaba cuando en 1987, siendo presidente del Club, presento a la asamblea del mismo una modificación de los estatutos de la FCRC con el objeto de convertirla en un ente independiente y liberarla del manejo del programa de sordos, para que así pudiera acometer programas sociales distintos, reforma que fue aprobada por unanimidad. Paralelamente, se crea el INSTITUTO PARA LA HABILITACION DEL NIÑO SORDO (INHASOR) para que, con total autonomía, gerencia y JD propia, se encargue del manejo de la nueva escuela. En el interín, se logra vender la vieja casa de manga, lo que alivia las finanzas de la FCRC. Con el tiempo, al conjunto del INHASOR y LOS CIRUELOS, con la adición de lo construido por NIÑOS DE PAPEL que más adelante menciono, se le dio el nombre de “CIUDADELA ROTARIA”, en donde se le impartió esmerada educación a numerosos niños y adolescentes durante muchos años. Sin embargo, diversos problemas de tipo financiero, empezando por la paulatina supresión de las ayudas estatales, terminaron por hacer inviable el funcionamiento tanto del INHASOR como de LOS CIRUELOS, por lo que la JD de la FCRC tomó la determinación de cerrar ambos programas y vender el terreno con todo su contenido, todo lo cual fue comprado por una compañía constructora, cuyo propietario es rotario del CRC. Hecho esto, el club inicia una nueva era de programas de ayuda a la comunidad, toda vez que, como parte del pago de la mencionada venta, ha recibido, a la fecha, once (11) apartamentos (de un total de 22) que se han arrendado y ello nos ha permitido convertir un oneroso pasivo en un importante activo que se viene invirtiendo en la comunidad.
Inserto en la historia del terreno de la Ciudadela Rotaria la inclusión de la institución NIÑOS DE PAPEL: El Club decidió venderle 1.000 m2 del lote a esa organización, en donde sus directivos construyeron una edificación para atender mujeres embarazadas o madres solteras y a niños de la calle. Funcionó por varios años hasta que también vendieron esa parte a la misma constructora que adquirió el gran lote.